Como usted bien lo sabe, la crisis energética en el Caribe colombiano viene escalando a pasos agigantados, comprometiendo la adecuada prestación del servicio en todo el Sistema Interconectado Nacional. Ante esta grave situación, lo más importante es proteger al usuario, garantizando la confiabilidad, la sostenibilidad y el abastecimiento del sistema eléctrico. No dejar al azar el futuro de la economía nacional y la estabilidad social.
El caso de la empresa intervenida, Air-e, es uno de los más preocupantes. Según la comercializadora, con corte a 31 de marzo de 2025, la deuda total de la empresa ascendía a 3,39 billones de pesos, de los cuales, $2 billones de pesos se generaron antes de la intervención, mientras que 1,36 billones de la deuda se han acumulado en los siete meses de intervención (un 40,4% de la deuda total es nueva). En pocas palabras, la intervención de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, plagada de controversias, cuestionamientos y pocos resultados, ha sido un gran fracaso.
En medio de esta crisis, Air-e solicitó a la Superintendencia recursos por valor de $2,8 billones de pesos para garantizar la continuidad en la operación de la empresa, sin embargo, solo se le ha girado la suma de $148.000 millones de pesos del Fondo Empresarial, dinero destinado al pago de energía en bolsa. Pañitos de agua tibia que poco han servido para paliar la compleja situación.
Para la aprobación de estos créditos bancarios se requiere la solicitud del Superintendente, así como la estructuración y aprobación de un CONPES que autorice al Ministerio de Hacienda a otorgar una garantía de la Nación al Fondo Empresarial, algo que pese a la asistencia de quienes estamos al tanto de la problemática no ha sucedido. Nos preguntamos: ¿Por qué no se han inyectado recursos suficientes, si una de las razones de la toma de posesión de Air-e fue la falta de liquidez? ¿Por qué no se ha hecho nada, si la solución está en manos del Superintendente Yanod Márquez, quien actúa como ordenador del gasto del Fondo Empresarial? Una de las respuestas a estos interrogantes es que no ha existido voluntad por parte de Márquez para evitar una crisis mayor.
Sorprende la postura que ha adoptado la Superservicios al no buscar soluciones para garantizar la continuidad del servicio en el segmento que cubre la empresa. Al congelarse el pago de las deudas generadas antes de la intervención, y causarse una nueva deuda, se ha acumulado un déficit financiero que amenaza con desencadenar un efecto dominó en todo el sector. Debo insistir en que lo fundamental es salvar al país de un apagón que puede costar cerca de dos puntos del PIB nacional, lo que significaría el cierre empresas y la pérdida de miles de empleos.
Señor presidente, aprovecho este espacio para solicitar, una vez más, la renuncia del Superintendente, Yanod Márquez, quien en estos siete meses de intervención ha demostrado su incapacidad para revertir la crítica situación de Air-e. El Superintendente le está fallando a los colombianos, dilatando la solución mientras se pone en riesgo la prestación del servicio de energía eléctrica. Se necesitan acciones urgentes; la situación financiera de la empresa no admite más dilaciones, ni decisiones a largo plazo.
Sin un servicio de energía eléctrica confiable, ¿A qué tipo de desarrollo económico y de estabilidad social podemos aspirar en el país?
Publicado en: La República