Mañana, domingo 20 de julio, iniciaremos el cuarto período de sesiones del Congreso de la República, una nueva legislatura que llega en medio de fuertes tensiones políticas y económicas con los retos propios del año electoral que se avecina. El desafío que tenemos por delante es inmenso, no solo nos encontramos en un ambiente de gran malestar social, sino también ante una nueva realidad mundial que nos exige grandes y profundos cambios, a los que debemos enfrentarnos con políticas claras y coherentes.
En medio de la grave crisis de violencia que se ha profundizado en distintos departamentos por los enfrentamientos entre grupos armados ilegales, la polarización que ha silenciado la vida de líderes políticos en el país, la incertidumbre alrededor del futuro de sectores relevantes para la economía nacional y el caldeado ambiente geopolítico, es más que indispensable contar con un Congreso comprometido en profundizar el quehacer legislativo y los debates de control político en procura de salvaguardar las instituciones, despejar las dudas ciudadanas y garantizar la maduración de nuestra tradición republicana, con la defensa de la separación de poderes.
Para avanzar en las reformas e iniciativas de origen gubernamental como la reforma a la salud y la jurisdicción agraria es preciso conciliar las posiciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, continuar aferrados a una postura de confrontación y deslegitimación es sinónimo de esterilidad. Estoy convencido de que en los contextos de pluralidad y diversidad ideológica que se rigen bajo la línea del respeto, siempre habrá un excelente material para llevar a Colombia hacia los escenarios de progreso y armonía que anhelamos. Creo firmemente en que entre todos podemos construir y lograr resultados exitosos. Es la democracia un escenario natural en donde el debate es esencial en procura de brindarle lo mejor al pueblo colombiano.
En este nuevo período legislativo como senador abanderado de las energías limpias, continuaré impulsando iniciativas legislativas que le permitan al país avanzar de forma real y palpable en la transición energética, así mismo seguiré insistiendo en los proyectos de corte social en defensa de los derechos de los colombianos, la preservación del medio ambiente, la modificando el cargo por confiabilidad, la creación de la licencia ambiental diferenciada, los sistemas de trazabilidad de ganado libre de deforestación, la reducción de tarifas de energía, la protección de los ecosistemas marinos y costeros y el control político a la ejecución de todo lo que implica el Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de Energía (FENOGE), entre otros temas.
Bajarle la temperatura al caldeado clima político es un imperativo para la gobernabilidad. La elección de unas nuevas mesas directivas enfocadas en brindar garantías suficientes para que, en el consenso y el disenso, se logren acuerdos cimentados en la construcción del bienestar colectivo será fundamental, así como un renovado pragmatismo político por parte del Ejecutivo que contribuya a despejar el panorama. Alejados de los intereses electorales, los congresistas y el Gobierno debemos abrir espacio para una interlocución franca, sin imposiciones ni chantajes, en la que se fortalezca la democracia y se trabaje por los intereses de los colombianos.
Publicado en:La República